No son sexy, pero son rentables (y deberían estar en la bolsa)
¿Y si empezamos a listar lo que realmente importa?
En un esfuerzo por dinamizar el mercado bursátil y facilitar el acceso de pequeñas y medianas empresas al financiamiento, México reformó la Ley del Mercado de Valores. La intención es clara: modernizar el ecosistema financiero, hacerlo más inclusivo y competitivo. Aunque la ley fue aprobada en 2023, su implementación aún está en curso, ya que las disposiciones secundarias seguirán aterrizándose gradualmente.
Inscripción simplificada: puertas abiertas para nuevas emisoras
Una de las piezas clave de la reforma es el nuevo régimen de inscripción simplificada, pensado para que más empresas —especialmente PyMEs— puedan listarse en bolsa sin morir en el intento. ¿Qué cambia?
Ahora basta con tener al menos dos años de operación y estados financieros auditados.
La solicitud ya no va directo a la CNBV: primero la evalúan una casa de bolsa y la bolsa de valores. Si ambas dan el visto bueno, la CNBV inscribe a la empresa en el Registro Nacional de Valores en solo dos días hábiles.
Es un proceso mucho más rápido, menos burocrático y con menores costos.
Más flexibilidad, menos trabas
Además de agilizar el proceso, la reforma permite que las Sociedades Anónimas Bursátiles (SABs) emitan diferentes clases de acciones —por ejemplo, acciones sin voto o con voto limitado— sin tener que pedir permiso especial a la CNBV. Esto les da a las empresas una herramienta clave: atraer inversionistas sin perder el control.
👀 Ojo aquí: esto puede ser el salvaje oeste
La contracara de esta flexibilidad es que también abre la puerta a estructuras más opacas. Con menos supervisión y más margen para emitir series diferenciadas, los accionistas mayoritarios podrían consolidar su poder de forma más agresiva. En el fondo, es un retroceso en términos de protección a minoritarios. Pero también hay que ser realistas: en un país como México, donde lo familiar y lo empresarial casi siempre van de la mano, había que darles un dulce para que se animaran a entrar. Con todo y eso, justo esa inminente asimetría de información es la que podría traer oportunidades interesantes para quien sepa leer el terreno. No es el paraíso del gobierno corporativo… pero sí puede ser el inicio de una nueva cancha para jugar.
¿Qué cambió, en concreto?
Antes, listar una empresa en bolsa en México era un proceso largo, caro y hecho casi a la medida de los grandes corporativos. Hoy, el terreno se empareja. Estas son las diferencias más importantes:
Tiempo de respuesta: De 60 días a solo 2.
Quién decide: Ya no solo la CNBV; ahora la bolsa y una casa de bolsa revisan primero.
Quién puede aplicar: Antes necesitabas historial largo y estructura compleja; ahora basta con dos años de operación y estados financieros auditados.
Gobierno corporativo: Menos comités, menos requisitos, más proporción con el tamaño de la empresa.
Tipos de acciones: Ya no necesitas autorización para emitir acciones con derechos diferenciados.
Costos: La BMV eliminó la cuota de listado y da 50% de descuento en mantenimiento durante el primer año.
Filosofía de fondo: Se pasa de un modelo hecho para grandes emisoras (blue chips) a uno que puede incluir empresas familiares, startups maduras, fintechs y negocios regionales listos para crecer.
¿Y quién podría aprovechar esto?
Lo realmente interesante es pensar qué tipo de empresas pueden subirse a esta ola —y qué implicaciones tiene para el mercado mexicano. En mi opinión, esta reforma abre el camino para que muchas de las empresas más exitosas de México, que hoy operan fuera del radar bursátil, por fin se animen a listar. Y eso no solo ampliaría la base de emisoras, sino que también le daría a la bolsa una representatividad más real de nuestra economía.
Durante años, nos han vendido la idea de que una bolsa moderna tiene que parecerse a Silicon Valley o al NASDAQ: llena de unicornios, startups y rondas millonarias. Pero eso, seamos honestos, es pura narrativa. Ese modelo solo funciona en ecosistemas donde el capital fluye sin restricciones, con tasas bajas y un apetito voraz por el riesgo. Eso no se da aquí.
Mi opinión —fuera de consenso pero basada en evidencia— es que la presencia de unicornios, fuera de Estados Unidos, suele ser más un síntoma negativo que una señal de salud económica. ¿Por qué? Porque estos modelos son, por naturaleza, poco intensivos en mano de obra. Escalan con tecnología, no con empleos. Absorben capital, pero no lo redistribuyen. Y cuando se replican en países sin la profundidad de capital de Estados Unidos, tienden a crear burbujas más que progreso real. Para muestra toda la ola de Fintechs que han surgido en Latam los últimos 5 años.
Lo nuestro está en otra parte. En empresas que se parezcan más al Mittelstand alemán: negocios familiares, industriales, especializados, que han crecido con base en productividad, no en presentaciones para levantar capital. No serán glamorosas, pero son las que pagan sueldos, invierten a largo plazo y mantienen en pie la economía nacional. Apostar por ellas es, en serio, modernizar el mercado.
🎯 Tickers con alma mexicana
A continuación, algunas empresas que —además de tener el tamaño— merecerían entrar a la bolsa por una razón que rara vez se menciona: tendrían tickers absolutamente chingones. Pura identidad nacional, puro orgullo popular.
Del Sol — $SOL ☀️
Ropa y calzado económico para toda la familia, con fuerte presencia en el norte.Cuidado con el Perro — $PERRO 🐶
Marca de ropa juvenil con estilo urbano y precios bajos. Popular en centros comerciales. Gritona, callejera y directa.Farmacias Similares — $SIMI 💊🎭
Ícono de la salud accesible. Doctor Simi, genéricos y alcance nacional. Rentabilidad con botarga y corazón.La Casa de Toño — $TOÑO 🍲
Antojitos mexicanos, servicio exprés, y expansión sólida. Una institución chilanga con sabor a fonda bien hecha.Jabones La Corona — $ZOTE 🧼👕
El legendario jabón rosa y productos de limpieza básicos. Industria nacional con punch internacional. Limpieza que no falla.Triciclos Apache — $APACHE o $DURA 🚲🛠️
Bicis y tricis que marcaron generaciones. Nostalgia, fierro y resistencia. Aquí no hay fast fashion, hay acero.La Michoacana — $NIEVE 🍦🇲🇽
Paleterías por todo el país, con identidad visual imposible de ignorar. Marca no oficial, pero omnipresente.Jarritos — $JARRITO 🧃🎉
Refresco con sabor a infancia y botellas que son cultura pop. Color, burbujas y tradición embotellada.Parisina — $TELA 🧵✂️
El templo del DIY textil. Uniformes escolares, moños, cortinas y el alma de miles de costureras mexicanas.Electrolit (spinoff de PiSA) — $ELECTRO o $CRUDA ⚡🥴
El suero que brincó de la farmacia al antro. Hidratación quirúrgica para el after. Ciencia con marketing cabrón.Salsas Tamazula — $VALENTINA 🌶️🔥
La reina de las salsas picantes mexicanas. Un clásico de mesa con alcance internacional. Tiene nombre, carácter y adicción embotellada.
Y claro, hay otras marcas mexicanas que habrían tenido tickers legendarios, pero ya no aplican por haber sido adquiridas por corporativos internacionales o por tener estructuras que las sacan del juego bursátil.
Imagina ver en pantalla a Chocolate Abuelita como $ABUELA, Maizena como $ATOLE, o Pelón Pelo Rico como $SOBAS —tickers con alma, con historia, con sabor. Pero esas ya forman parte del portafolio de gigantes globales como Nestlé o Hershey.
También están casos como Cooperativa Pascual ($BOING) o Cementos Cruz Azul ($SAL), marcas profundamente arraigadas en la vida del mexicano, pero cuya estructura cooperativa o complejidades legales las hacen difíciles de listar. Son parte de esa economía real que está ahí todos los días, pero que no entra a la bolsa… al menos no todavía.
Más que listarlas, hay que reconocerlas
Esta nueva ventana al mercado no solo revela que hay empresas listas para listarse. Revela que llevan años haciendo el trabajo duro: generar empleo, estar en todos lados, resolver problemas reales. La bolsa no las haría grandes; solo les daría la visibilidad que ya merecen. Y tal vez, con suerte, nos obligue a cambiar la conversación: dejar de medir el éxito por cuánto capital se levanta, y empezar a valorarlo por cuánto se sostiene.
¿Qué tal PROAN ($HUEVOS)? ¿Tajín ($CHILE)?