En vista del reciente anuncio del desliste de Bachoco (a un precio notablemente más bajo de su valor justo), que se unió a la tendencia de empresas deslistándose ante las bajas valuaciones de sus acciones, se me ocurrió la idea de documentar brevemente las ocasiones en que empresas mexicanas han sido poco leales (por decir lo menos), con sus accionistas minoritarios, y que a su vez han contribuido a la pérdida de confianza ya de por si dañada del mercado mexicano.
Dado que lamentablemente estos no son casos aislados, este post sería muy largo si incluyera a todas las que recuerdo, así que lo dividiré por partes, siendo una parte para cada empresa.
El caso de Lala
Algunos tal vez solo recuerden el desenlace, en el que Lala terminó deslistando (está a punto de finalizar) sus acciones a un premio del 18% sobre su precio hasta antes de la oferta. Sin embargo, el camino que le llevó a esa decisión vale la pena ser recordado.
IPO
Lala debutó en la bolsa en octubre del 2013, logrando levantar cerca de $940 millones de dólares a un precio de $27.50 pesos por acción, en una de las ofertas públicas más grandes de la década pasada y con una gran aceptación del público inversionista que vio en ella una empresa atractiva, de crecimiento, con valor de marca y en una industria defensiva. Sin embargo, dicho brillo fue apagándose poco a poco por las decisiones de la administración.
Activos considerados en el IPO
Al momento de listar a la empresa, Lala decidió dejar fuera de la empresa que cotizaría en bolsa algunos activos que los inversionistas consideraban relevantes. En primer lugar, dejó fuera los activos de Estados Unidos y por otro lado, dejó fuera la parte ganadera, es decir, el cadena de suministro de leche solo serían proveedores y no parte de la empresa.
Uso de los recursos
Tras haber colocado exitosamente $940 millones de dólares, la empresa tardó mucho tiempo en hacer uso del dinero, lo cual no es idóneo, pues si un inversionista le da dinero a una empresa es para que lo use en fines productivos y no para estar acumulándose en balance. Si los inversionistas hubieran sabido el uso de esos recursos tal vez habrían preferido que no se hubiese usado.
Compra de Laguna Dairy
En el 2016, es decir, casi tres años después de haber realizado su oferta inicial, y cuando el mercado aún confiaba en la empresa, pues había tocado máximos históricos en meses recientes, la compañía anunció la adquisición de Laguna Dairy, una empresa, aún en desarrollo, sin utilidades, con marcas no muy competitivas y lo peor de todo, propiedad de uno de los accionistas de la empresa. Es decir, estaban utilizando $246 millones de dólares del dinero de la oferta pública para comprarle activos aparentemente malos, a una parte relacionada de la empresa.
El mercado los castigó, y la acción de Lala cayó continuamente, cerrando en niveles cercanos a $30 pesos en el 2016, después de haber tocado niveles de arriba de $45 apenas medio año antes.
Compra de activos en Brasil
Por si fuera poco, sin haber asimilado aún la primera adquisición, Lala se lanzó de compras nuevamente, esta vez a Brasil. Con la compra de activos lecheros por un valor de 1.8 billones de dólares, que posteriormente bajaría a 1.3 billones, recordemos que ya se habían gastado $246 de los $940 mdd en la compra de Laguna Dairy, por lo que para esta compra tendrían que endeudar fuertemente a la empresa.
Lo criticable de esta transacción tiene más de una razón. En primer lugar, no existían sinergias claras entre la operación de una lechera en México y otra en Brasil, al no compartir geografías no se ganaba nada más que un supuesto know how de cómo operar. En segundo lugar, activos que originalmente se contemplaban en la transacción cambiaron, siendo que la empresa que daba suministro de Leche a Vigor (la marca que compraron), ya no sería incluida, por lo que Lala se quedó con una empresa de lácteos que no tenía asegurado el suministro de Leche.
Cambios directivos
Cuando la empresa debutó en bolsa, el CEO de la empresa era Arquímedes Celis, quien ya se sabía estaba en un proceso de relevo generacional, por lo que cuando en el 2015, la empresa anunció los cambios en dirección no fue sorpresa para nadie. En 2015, Scott Rank fue nombrado CEO, tras haber liderado Walmart México por muchos años, hasta su salida tras los escándalos de corrupción en los planes de expansión en la minorista. A pesar de esto, mercado lo tomó positivamente y lo consideró como un camino a la profesionalización de la empresa. Sin embargo, tres años después, y tras las estrategias de adquisiciones fallidas, Scott Rank fue sustituido por Mauricio Leyva, quien venía de liderar Grupo Modelo en México.
La dirección de Leyva en Lala duró aún menos, y un año después fue destituido para poner en su lugar nuevamente a Arquímedes Celis, CEO anterior, que se encargó de “borrar” todo rastro de la aparentemente mala gestión de Leyva durante su corta estancia.
En este punto, no era sorpresa que las acciones de Lala, que en algún punto hubieran valido más de $40 pesos por acción, ahora valieran menos de la mitad, debido al uso poco eficiente de sus recursos, así como por los cambios frecuentes en sus altos directivos.
Desliste
Después de casi 2 años, en los que la empresa se comprometió a ser menos agresiva en sus adquisiciones y normalizar sus operaciones, así como después de una pandemia que afectó a la economía global, la empresa propuso durante noviembre del 2021, una oferta pública de adquisición a un precio de $17.36 pesos por acción, es decir, un 33% por debajo del precio al que vendieron sus acciones en el 2013 y tras haber utilizado aquellos recursos para compras dudosas.
Es decir, en 2013 colocaron acciones de la empresa, por las cuales recibieron cerca de mil millones de dólares. 7 años después, tras haber hecho un uso cuestionable de dichos recursos, la empresa estaría recomprando las mismas acciones por un monto menor a 500 millones de dólares (pues el tipo de cambio también se depreció).
¿Cuál fue el motivo? Que creían que el mercado no estaba valuando correctamente los activos de la empresa. Sin embargo, ¿Cuál era el motivo para que eso pasara? Todo lo que hicieron durante los últimos 6 años.
En conclusión, levantaron dinero a un múltiplo caro. Utilizaron dicho dinero para 1) comprarse a si mismos activos en Estados Unidos y 2) comprar activos poco atractivos en Brasil. Mercado los castigó por esa razón, así como por el de la poca confianza en sus directivos. Finalmente, utilizaron el castigo que ellos mismos provocaron para recomprar la empresa más barata.
Aquí es donde a nadie le sorprende el por qué ha dejado de haber IPOs en México o por qué algunos inversionistas tanto locales como extranjeros prefieran evitar acciones mexicanas.
A pesar de esto, como he comentado anteriormente, sigo estando positivo en el mercado mexicano y el único propósito de este post es precisamente contribuir a la cultura financiera del país y evitar que este tipo de comportamientos pasen desapercibidos.
Espero encuentren provechoso el post y les gusten las siguientes partes de esta serie. Proximamente casos como el de Autlán, Famsa, Interacciones, Arca, etc.
Espectacular, esperemos que hagas de esto una serie porque esta buenisima! Gracias por enseñarnos tanto a cambio de tan poco
Por cierto, la quiebra de Aeroméxico me dió gusto solo por la pérdida total que le representó a Tricio en su inversión.